El nivel de nuestra comida es muy alto y su éxito nos enorgullece. La pretensión de convertirnos en un centro importante de la gastronomía sudamericana y mundial nos pone una serie de retos. Uno de ellos es la calidad del servicio en los restaurantes. La amabilidad, calidez y simpatía no bastan para atender a un público que llega con las más altas expectativas. En el vino también hay mucho por mejorar. Los sushi bars siguen plagados de vinos tintos que no son lo que permite el mejor disfrute de esta comida.
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No somos un pueblo que tenga el hábito de acompañar sus comidas con vino. No es parte de nuestra cultura. Todavía se considera al vino como un artículo de lujo reservado a ocasiones especiales. Sin embargo es la más humana de las bebidas y por sobre todo un alimento. Antes de descubrir el vino más caro hay que conocer el vino simple y lograr que la relación con esta bebida sea cotidiana, de tú a tú, de compañero permanente. En todos los casos tomando lo justo, una o dos copas en un almuerzo, que nunca serán dañinas.
En el caso de nuestra comida existe tal variedad que la oportunidad de acompañar sus disintos platos con vino nos pone en un reto creativo en el que el objetivo no debe ser lograr el “maridaje perfecto” sino que a través del acercamiento al vino podamos conocer sus características y conjugarlas al gusto propio con nuestros platos. Un caso clásico es el del chifa y la Inka Kola. Es una combinación clásica un “maridaje” atávico. Sin embargo hacerlo con un Torrontés, un rosado seco o un Syrah elevarán la experiencia chifera a otro plano. El que decida llevar una botella de vino blanco helado a comer unos pescados y mariscos disfrutará de otra forma la experiencia; el que se atreva a tomar algún vino acompañando una causa de pulpa de cangrejo será más feliz; quien pida un lomo saltado y decida hacerlo con una Cabernet Sauvignon, un Carménère o un Syrah le dará una dimensión adicional al placer. Podemos o no dar recetas pero el consejo es que prueben, comparen y lleguen a sus conclusiones. Al final con un vino en la mesa la experiencia será siempre mejor.
Fuente: El Comercio Perú
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